Mil canciones para un sentimiento, muchas acciones para surgir de los cimientos, me dediqué a buscar más allá de las estrellas, pero olvide que con la realidad también uno se estrella.
Viví bajo la ilusión de unir lazos con una sirena, su canto mágico hizo en mi corazón una faena, si bien rompió mis sueños de un golpe, no la culpo pues yo también fui un torpe.
Amedrentando era un guerrero caído, sin prisa iba y desprevenido, me crucé con el cielo y lo bese, viaje al borde de la locura pero regrese.
Tope cruces y señales con la sirena, la odie la perdone y ese fue mi dilema, mantuve distancia para calmar el mar, mientras el odio cubría lo que un día quise amar.
Pero apacigüe el odio, se fue el jolgorio, preferí la paz y vivir tranquilo, preferí al destino seguirle el hilo.
Más de una pregunta tuve, en ninguna respuesta me detuve, me cuestioné varias razones, cerrar los ojos fue la única de mis opciones.
Acepté términos y condiciones así que viví alejado de las emociones, entonces a la sirena le di la mano, ya podía olvidar los duros años, y a pesar de que una vez me encanto, ya no fue lo mismo porque mi corazón no aguanto.
Hubo un punto en el que la maldije, tal vez el verbo mal interpreto lo que dije, y la voz de la razón me hizo una canción, ahora planeo un viaje sin rumbo ni condición.