Renato Claudia

La extraña

Llevábamos mirándonos más de 15 minutos, a veces nos interrumpía algún pensamiento morboso, o al menos en mi caso era así,

entonces mi mirada se perdía pensando que esos ojos que ahora me observan pueden ser grandes amantes, soñaba despierto mientras nos mirábamos,

hace tiempo que estoy solo, pero creo que todavía puede ser interesante.

De cualquier forma ese día las miradas continuaban, mis manos no sudaban de ansiedad, sino más bien de deseo.

Sus ojos eran seguros y mi rostro era afirmativo.

La clase termina y la timidez vuelve a invadir mis acciones, toda la fantasía no parece ser suficiente para mí, que cobarde,

pero cuando me dispongo a salir como si no hubiese pasado nada, ella me detiene y me dice “por donde vas”, solo eso necesitaba,

unas cuantas palabras para cerrar el trato que se confirmó solo con miradas, “voy a donde tu vayas” digo bromeando, ella sonríe y

se da cuenta de que no solo las miradas son cómplices sino también las palabras y ojala también las acciones.

 

Salimos de la universidad y yo estoy más excitado que nunca, ella ha revivido los recuerdos del más grande placer de la vida.

Ahora solo quiero probar sus labios y que sepa que soy buen amante. Cada palabra que digo se dirige indirectamente a ese tema sin decirlo abiertamente, que cobarde,

ella da entonces el primer paso “eres guapo, me gustas”, siento un poco de vergüenza por ser yo el lento,

pero esas palabras no pueden ser contestadas con más palabras,

inmediatamente me lanzo a sus labios y ella se sostiene de mi cuello, es una gran amante,

se deja caer y soy yo quien la mantiene en pie, se deja llevar por el momento y yo también.

Nada más rico que besar a alguien sin decir mucho, conquistándonos solamente con miradas,

con gestos que se prestan a varias interpretaciones y que en realidad solo juegan con el deseo.

 

Los besos se prolongan varios minutos y aunque son placenteros ambos sabemos que hay más;

inmediatamente, nos miramos y sin decir nada marchamos a mi habitación, cuando llegamos hacemos el amor y fumamos en la oscuridad.