Tu voz acaricia mi alma
igual que un susurro del viento
sobre las copas de los árboles
anunciando la llegada de una
nueva estación.
En tu boca crecen las rosas
que en la mía buscan el rocío
de la mañana,
igual que mis versos
te buscan a ti.
Y mis ojos te encuentran
como la oscuridad encuentra
siempre
un fragmento de luz
que ahuyente sus miedos;
mi única luz es tu mirada,
mi único miedo es perderte.
Me hallo escribiendo
mis pensamientos
en voz alta,
formando hechos
que nunca fueron realidad,
siendo mi única realidad
la utopía de tenerte,
ahogando en silencios
palabras mudas
como plomo en mi recuerdo
que en las fraguas
de este corazón desolado
se forjaron
con mis lágrimas,
ahora otro cristal roto
en el espejo de mi memoria.
Hoy tu voz acaricia mi alma,
y mi alma se derrite como el hielo
en el que quedó sumida
con tu olvido.