La sombra de la reina
surcando el cielo,
pequeños corazones
están latiendo.
Esperando a su madre
con una presa,
los polluelos se empujan
con boca abierta.
Me niegan su perfume
de rosa y grana,
las flores de los campos
de madrugada.
Porque busco afanoso
aroma eterno,
y no existe fragancia
en el invierno.
El perro callejero
abandonado,
se acerca por las puertas
buscando amo.
El cariño que buscas
con insistencia,
tropieza en la cancela
de la soberbia.
Me dijo un sabio que
lo más indigno,
en cuestiones de amores
es ser mendigo.
Cecilio Navarro 01/09/2016