El cielo emprendió hacia algún rincón de la tierra,
Escapó derrotado.
La luna ya no le daba sus miradas,
eran ahora del mar lejano que pasaba,
ella correspondió a sus oleajes eternos.
El cielo solitario quedó mirando las estrellas,
que enamoradas del espacio,
acudían en lentejuelas iluminadas.