Las sombras...todas mis sombras se me aquietan.
Andan cual pájaro herido detrás del resplandor
que se guardó en mi alma.
Y allí en mi camino...al final del recorrido,
tu sola sonrisa ilumina el sonido de palabras
con un pañuelo de estrellas
en el último número que me asignó la aurora.
Guardaré conmigo debajo de mi espera
la lágrima tibia y penetrante que de tus ojos
brotará callada como un péndulo
al fina de mi cosecha.
Y en el navegar de la brisa
sobre mi extinto cuerpo,
florecerán tus recuerdos...erguidos
sin límite de tiempo,
para flotar en el aire que impulsa mi éxodo
hacia la ausencia definida de tu tacto.
Ya mis cansados pasos se esfuman en el tiempo.
Paso a paso en el exiguo camino que me queda,
se juntarán tus pasos con los míos
en un embeleso de crepúsculos tempranos
que sellará tu alma con la mía.
No te tarde mi amor...que allí te espero,
donde la luz espera por tu fulgor de luna.
Para abrazarte eterna en medio de un suspiro
que de mi espíritu
se embriague perpetuo con el tuyo.
LEONARDO HENRRICY SANTIAGO
Leo Henry
El recluta de la nostalgia.