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Mi soledad y yo.

Es triste caminar sin un apoyo,
Comprar dos boletos para el cine,
El teatro o un concierto, eh ir  sólo,
Para apreciar el evento solitario,
Ver el asiento ahí vacío,
Alegrarse con la belleza del arte,
Pero al final recordad el frío de la soledad.

A veces la comida es insípida,
Al ver la mesa sin ninguna compañía,
Las sillas desoladas sin nadie que las monte.
El plato y el vaso ¿Sentirán lo mismo?
Es triste el silencio que recorre
Esa instante tan importante del día.

La cama me parece un desierto,
Con algunos espejismos en sus esquinas,
Miles de kilómetros a la redonda.
Y yo perdido en el mar de sabanas,
Ahogado en la arena del destierro.

Solitario es mi destino,
Que siempre voy sin rumbo fijo,
Aislando al próximo amante de mí soledad,
percibiendo mi rutina marcada por la tempestad.
El punto de mi ventura está ahí esperando,
A que llegue para morir sin ningún cómplice.

No tengo miedo a la realidad,
Solamente sé que me iré en paz,  
Caminando con la muerte,
Acompañando la soledad fulminante,
Lo haré lento para conocerla,
Saber que existe alguien como yo,
Que siempre va sola y devastada.

No importa cuánto tiempo falte,
Mis caminos se agotan,
El andar a solas por el mundo,
Me acorrala al suicido.
Pero amo la vida,
Aunque sea triste y de mentiras,
Lucho por encontrar la realidad,
Que hay a lo lejos en las miradas,
De la gente que veo pasar.
Comprendo que no saben amar,
Ya que no saben apreciar,
Al amigo que va de tras.  
 

¿Cómo terminar esta quimera?
Que lento me condena,
Al mar y las tormentas
Del alucinamiento y las fronteras.
Duele no saber amar al prójimo,
Pensar que todos son parte del espejismo,
De mi mayor enojo.

Mejor me iré ahora,
Que soy consciente de la deshonra
De las ideas de mi memoria,
Del recuerdo de las caricias,
Aquellas que en un día sentía,
Allá en la distancia y la lejanía.

Me quedo con mi soledad,
Mi soledad y yo,
Simplemente ella y yo,
Avanzando lento,
O rápido por el momento,
No importa el fragmento
Solo vamos destruyéndome,
Hasta terminar muerto.