Mi mirada aspira a ser luz corta en la noche
del vehículo que me lleva a la aventura, otras
veces luz larga si deseo deslumbrar sin conseguirlo
la más de las veces.
Cuando me veo solo ante lo posible lanzo miradas que atienden
toda paleta posible de pintor que se precie, miradas azules si deseo
sumir en pleamar a la sorprendida que se bate en retirada,
miradas en tonos pastel cuando necesito el bálsamo de una sonrisa
que se queda varada en mueca.
Las miradas hablan sin decir, dicen sin sonar, suenan sin letra
porque no existen palabras que describan un sentimiento dibujado
en un iris sediento, iris que busca tablas de salvación , complicidad,
calor, energía vitalizante, vida, permanencia, infinitud, tiempo detenido
en un instante sempiterno.
El amor que se hace con la mirada es el único que baña en eldorado
la eterna juventud del cazador cazado.