A un joven el nevazo ya le crispa
resbala por los témpanos de hielo
le asusta lo difícil del invierno
no lleva ni una bolsa deportiva.
Es obvio que ha llegado sin la visa
y busca al sacerdote del convento,
tal vez le pueda dar comida, un lecho…
palabras que lo orienten en la vida.
Y así con el pesar en su semblante
sonríele de pronto a la nevada
y toma varias fotos del paisaje.
No falta el colorido de un romance,
recibe la señal de una muchacha
lo lleva hasta su hogar y da su manta.