Perdido en los desvelos;
mis ojos no pueden separarse
de lo que frente a ellos parece
una aparición o algo semejante.
La mente aún no comprende
bajo qué influjo poseerla puede
aquel misterio, en qué cautiva
permanece por voluntad propia.
Inútil parece al entendimiento
el no poder distraerse, de lo que
por momentos es ilusión y por
otros es más real de lo que uno puede.