walter rafael aguero gomez

Una noche trascendente...

Anoche,

el silencio nos hablaba,

susurraba

que el amor alivia las penas.

Mis manos,

al pasar por tu cuerpo,

suavizaban tus penas,

calmaban tu dolor.

Nuestros cuerpos 

se reencontraron,

nuestros químicos se activaron.

Tu piel y la mía,

se fundieron

en el amor y la pasión.

En lo profundo del ser

nos reconocimos;

eras 

esa pequeña flor

con su fragancia inconfundible

humedecida por la ternura;

eras

tierra mojada

por la lluvia del amor.

Eras tú, la de siempre...