Si estuvieras a la distancia breve
donde los ojos se nublan
bastarían solo círculos en tu piel
para que las murallas sucumban,
caerían tus paredes
hacia dentro y hacia fuera
descubriendo tus huesos vírgenes
bajo el sonar de las trompetas.
Cristal de la que fuiste
y madera de la que seas.
(sabes)
cuando tu cuerpo se desviste
dejas el alma descubierta,
se deslizan sobre tu vientre
verdes madreselvas,
sigilosamente,
en el deseo del quien pudiera;
entonces la noche resiste
como resisten las estrellas
en el color de tus ojos tristes
nace la voz del corazón poeta:
¿Quien eres que me estremeces?
niña, mujer, belleza quieta.
¿Quién eres?, ¿quién eres?...
Que mis manos te dibujan eterna.
Labios sobre mis labios eres,
bocas entreabiertas,
pasión sobre el camino celeste
sobre las ruinas de la tristeza muerta.