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Con esos labios de miel
y alma tan azucarada
logras endulzar mi ser
con una sola tocada.
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Cuando veo tu silueta
presiento que me condeno
por la forma tan perfecta
en que dibuja tus senos.
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Que forma de caminar
agitando tus caderas,
eso me quita la paz
que es lo poco que me queda.
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Pierdo toda mi cordura
y siento que te acrisolas
cuando veo tu cintura
como barco entre las olas.
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Quiero comenzar el día
viendo como te despiertas
y sigues con energía
en la mañana perfecta.
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Te daré todas las flores
que tenga la primavera
porque me siento conforme
con el amor que me entregas.
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Te daré todas las rimas
que salgan de mis estrofas
para verte sonreída
cuando te escriba mis obras.
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Hasta luego vida mía
nos vemos más tardecito
para seguir mi porfía
de amarte hasta el infinito.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela