Se suceden los días, las tardes, las noches.
Pero este frío que mi corazón abriga
es como una perenne y monótona
melodía de invierno
que llora entre tristes acordes.
Entre mis manos sujeto una rosa,
viva pasión de sueños,
pasaje de amor que siento.
Rosa que en los campos crece,
hoy es mi tacto el que te lleva
caminando entre soledades,
entre nostálgicas esperanzas
que su verde apagan,
como la luz que quiebra mientras
se van cerrando mis manos.
Fragosos silencios
que atormentan con su dolor mi alma,
sois los vencedores de una batalla
que perdí sin luchar en ella.
En mi corazón habita el frío
y en el horizonte son tus ojos
lumbres de arena,
las estrellas que en el cielo
de mis versos
con fulgor candente habitan.
Quererte es siempre
con la vida y con la muerte,
muerte en vida si es callando,
quererte es con el dolor, con el olvido,
con la sangre que se derrama sobre el llanto
en la agonía que hoy escribo.