Me ficha Soledad, carcome mis sentidos,
un lánguido almanaque ya es ripio en mi cornisa,
mis ojos están nublos, de cieno muy tupidos
me absorbe con su voz, camino muy de prisa.
Aterra la lechuza con lúgubres graznidos
exige que le den la flora de altamisa,
y pese a que no entiendo tan tristes alaridos
simulo mi contento, mi amor y mi sonrisa.
No sé cómo inyectar antídoto al veneno:
al gesto tan tedioso del bárbaro fantasma
que insiste en destrüir muy pronto mis caireles.
¡Se quiebra mi esqueleto, la vida se me pasma:
no llega la genciana: poción del trasgo bueno
ni un ángel me concede la unción de los laureles!