La boca licenciosa moría
apenas desvestida,
en la tierra irreverente
exenta...
de sutil indiferencia,
los gélidos gladiolos
de sublimada poesía
se alienan breves...
en la mañana desconsolada
de su espíritu,
se dispersan insomnes
los obituarios insepultos
casi ocultos...
de insolente
prisión advenediza,
impávidas pasiones...
se desatan en ágora de plata,
extrañamente desconsoladas...
por el aura indiferente
de la huida,
entre estercoleros neófitos,
licenciosos...
e inconsecuentemente desplazados,
por mayestáticas espinas
apenas desfloradas...
en la irreverente
y apenas descuidada,
prisión de los cerezos.
P.D.: (Dedicado a la memoria del insigne poeta español,
Leopoldo María Panero).