Zhaklin
¿A dónde irán las nubes que están tan apuradas un martes a la noche a la hora de acostarse?
Ahí están ellas, todas juntas, de color y densidad variado,
marchando con la seguridad de quien sabe dónde ir.
Aquí estoy yo, sentada debajo.
Las miro y creo que ellas me miran a mi, sin embargo no se detienen y me pregunto:
¿A dónde irán las nubes que están tan apuradas un martes a la noche a la hora de acostarse?
Misteriosas, transportan algo que nos pertenece.
Dicen que es el vapor del agua condensado lo que viaja por el cielo,
pero creo yo que es mucho más que eso.
Entonces, en un momento tan indeterminado como ahora,
martes a la noche a la hora de acostarse,
cuando la existencia me estalla en el pecho,
mis sentimientos se liberan en diminutas partículas que difunden en el aire,
puedo sentir cómo ascienden y terminan por condensarse
allí donde coincidimos, en fecha y hora, con una nube viajera que estaba de paso.
Creerán que es una broma y son libres de hacerlo,
pero parte de mi, esta noche, martes a la hora de acostarse,
está en lo mas alto del cielo,
sobre vos y sobre otros que, como vos, se preguntan:
¿A dónde irán las nubes que están tan apuradas un martes a la noche a la hora de acostarse?
Yo te puedo contestar, mi querido amigo, esa cuestión que tanto te inquieta;
se van lejos de vos y lejos de mi para darnos algo de paz.
Y cuando ves que la lluvia se avecina, no te asustes mi querido amigo,
porque probablemente sea eso que estalló en mi un martes a la noche a la hora de acostarse.
Sentime, entonces, en cada gota que te recorre la piel porque allí estoy yo,
y allí esta lo mas oscuro, siniestro y vulnerable de mi existencia.
Estoy tranquila, vos también lo estás
pronto pasarán otras nubes pero esta vez ambos sabemos
a dónde es que van las nubes tan apuradas un martes a la noche a la hora de acostarse.