La lluvia cae
y se moja mi plaza,
sórdida e irreverente glorieta
donde aguardan curujeyes
y aves negras.
La lluvia cae
y cruza de prisa
la silueta de paso firme,
con sus curvas bajo la sombrilla,
hurtando mis ojos,
hasta donde la calle
se impregna de estratos.
La lluvia cae
y se moja mi plaza,
quimera anudada a la poesía
donde acecha otro tiempo
sobre adoquines.