Echado sobre el borde de la acera
con un fondo otoñal como acolchado
dormita un perro que fue abandonado.
Sueña con la comida que él desea.
Atento a los vaivenes del gentío
suspira lento escondiendo el hocico
deseando hacerse un ovillo chico
y retener calor que frene el frío.
Abandonado a su suerte, él dormita,
perro vagabundo nadie te quiere;
solo las pulgas que tu piel adquiere
más las garrapatas que el pelo admita.
Errante vida que triste transitas
con ojitos dulces aún nos miras.
Sentida emoción es lo que me inspiras
quiero protegerte, amor con patitas.