Ámense
Ámense sin tregua, sin vacilar un segundo han de amarse perpetuamente.
Es pues la noria que mitiga al más sediento y al falaz endemoniado rescata del fuego.
Esa es la madre del cordero, allí está el subterfugio que aniquila la carga despiadada que
sobrellevas sobre los hombros y pensamientos.
Amen ávidamente a las mujeres, los hombres, padres, madres, hijos, amigos, vecinos, la natura,
las estrellas, las mascotas, mórbida, estrafalaria, como estúpidamente se les ocurra, pero ámense