J.C.R

Continua censura

El huracán que rebosa la rabia arrebatada,

que destruye los restos de amor pujados a los carroñeros.

El fuego que aviva la llama del desesperado es apagado

por los interesados del silencio.

Los libres, condicionados al mismo silencio para el mantenimiento

de su situación.

Y los esclavos, habrán hecho pública su opinión,

pero encerrados por la oposición.