Saco fuerzas interiores
de donde nunca las hubo,
de donde sólo telarañas hay,
para seguir en la brecha,
para no descatalogarme
del anticuado sistema.
Sistema despiadado y cruel,
tan antinatural
como ir vestido,
tan autoritario
como un terremoto,
que no entiende de estómagos
con hambre.
Todo el mundo alerta,
despierto,
predispuesto,
presto a dejarse la piel
por un puñado de dólares
manchados de hipocresía,
dispuesto a claudicar
por un sueño inalcanzable
trocado a pesadilla.
Saco fuerzas
de reserva,
de recovecos desconocidos
en mis carnes, en mis huesos,
en mis siete almas
olvidadas en el cielo,
para estar al día.
Saco fuerzas imposibles
aunque el mes menos pensado
dejo atrás el entramado,
y me descuelgo
de esta vida matemática,
y me pongo a caminar
por senderos
trazados
por mi imaginación
desbordada.