Vengo de una tierra aplastada,
Por la coraza del nororiente,
Sufrida y desgarrada,
Sometida bajo el sol ardiente.
Nací con la sangre hirviendo,
Con mi grito, el grito de mis ancestros,
Mi pelo chuzo amarrado a la tierra,
La lanza firme de mis maestros.
Mi tierra abraza mi piel oscura,
Mis pómulos altos desafiando el tiempo,
Entre coihues y araucarias,
Una raza erguida al viento.
Mi madre moliendo piñones,
El verde bajo la gris esfera,
Y entre los bosques de hualles,
El cristal de las aguas entre la madera.
Luchando hasta la muerte,
No me separo de mi destino,
¡Soy mapuche de sangre, araucano!,
Que recorre un solo camino.
Al sur de un continente adormecido,
No se apaga la llama de un guerrero,
No se apaga ni con la lluvia,
Ni con la furia del forastero.
Descalzo al frío me alzo,
La niebla húmeda nutre mis venas,
Quinientos años no han sido capaces,
De poner en mis manos cadenas.
Leandro
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2016