Cuando cierro los ojos te imagino
blanca, suave, ardiente y entregada
con la piel deseosa de mis dedos
y la boca jugosa y abrasada.
Imagino tus pechos florecidos
imagino tu vientre, miel y nata
y la flor de tu amor jugosa y fresca
embriagando mi lengua desatada,
Luego el salto mortal entre tus
muslos, torneados de mármol y de nácar
y fundirme en tus aguas infinitas
y volver a nacer en tus entrañas.