Recuerdo aquella tarde en que la conocí,
con aquel vestido rojo y la rosa roja que
adornaba su cabello.
La sonrisa dulce que destellaba de su rostro,
me hacía enloquecer de amor por ella.
Mas sus ojos bailaban en un escenario que eran
acompañados por mi mirada, mis ojos segían sus pasos
mi celo se ensendía,
como un fuego en una enorme hoguera,
que no se terminaba de apagar.
Era mi celo por el hombre que la acompañaba,
como la asía de la mano y la llevaba a bailar.
Me preguntaba, porque tuve que venir,
por que la tuve que conocer y,
porque me tuve que enamorar
en silencio y sin una razón, me veví un trago,
dos, oh tres no me acuerdo
que importaba en aquel momento
solo, solo me quería morir por ella, por su amor por los celos,
que me comían en aquel momento.
Me emborraché y con llanto en los ojos
me quede dormido.
Cuando desperté, asustado y lloroso
en un rincón de aquel salón me encontré,
pero no estaba solo, la niña del vestido rojo
de largo y negros cabellos me acompañaba,
pero no tenía la rosa que adornaba su pelo,
quizás se la a regalado a el,
pero no, la guardaba yo en mi mano
celosamente y sin estropeárla, era mía, solo mía,
me la había regalado para mi.
Me pregunto porque había bebido,
y por que el llanto en mis ojos,
le conté cabeza gacha y casi dormido por mi embriaguez
lo que me había sucedido, me enamore, si, me enamoré
de ti me enamoré.
Cuando habrí los ojos ya no estaba,
solo un papelíto escrito que decía.
TE ESPERO MAÑANA EN EL PARQUE, pero en cual parque, y,
a que hora Dios mío hay 20, 30 parque, no me dice cual de ellos,
pero llegaré, llegaré te lo prometo, llegaré a que hora, no lo se.