Niña suicida,
mujer malnutrida,
te encuentro tirada en el suelo,
herida, moribunda.
Te ofrezco mis brazos
para que descanses
y te acurruques en ellos.
Dibujas una expresión melancólica
al sentir el calor que te fue negado.
En mi regazo ofreces tu último suspiro
y una sonrisa siniestra,
que hoy se refleja en mi propio rostro.
Walberto Díaz
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