Adrian Labansat

PISO 23

h 

El elevador me conduciría a las carreteras que recorren tu piel

piso 23.

 

Será  cabalgar la existencia sobre tu presencia,

colgaremos nuestras pieles en las azoteas que miran a ninguna parte

para amarnos entre los muros asfixiados por el humo de la ciudad que nos olvida,

 

otros hombres entraran en tus habitaciones,

la moral ha dejado de importarme,

las buenas costumbres son solo sobres cerrados sobre la mesa que nos vigila,

 

las sabanas son banderas de guerra y gritos.

Hay una delgada conversación que se ha quedado arrugada entre las sabanas

una hilera de quejidos recorren el espejo mientras mi existencia se busca,

no estuvimos dispuestos para el amor

estamos deshechos por las desilusiones que se escurren por las paredes

porque elijo no atarte a la cabecera del corazón

los juegos del sadomasoquismo ya no me ilusionan

son ahora pálidos muros  que lloran

cuando el amor decidió saltar por las ventanas

para cruzar las bardas de tus brazos,

después de todo la alfombra se ha recogido los cabellos,

descorriste la cortina como tu camisa

para desenmascarar la oscuridad de tu piel y tus artificios.

 

He salido a la calle  donde tus labios son la glorieta donde mis besos dan vueltas,

con el cuerpo hecho pedazos

aun recuerdo la vida de ese amor que salto por la ventana

abrazado por tu frialdad que ardía.

 

He decidido colgar mis sueños en las antenas del televisor

para sumergirme en las alucinaciones de los noticieros y olvidarte,

he recordado haber dejado algo virginal en algún hotel

pero he olvidado las direcciones de algunos sitios.