Hojas secas mecidas
por el viento
se arremolinan,
y en su intento
haciendo esfuerzos
alegres giran,
y cobran vida
en un momento.
.
Al irse el viento
su sepia alfombra
parece sombra
sin movimiento.
.
Al irse el viento,
descoloridas y crujientes
duermen silentes
en su aposento.
.
Al irse el viento
vuelven a ser lo mismo,
otoñal abismo
de inescrutable silencio
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo Venezuela.