Si tu voz no es de cristal,
si tus ojos no son de ensueño,
si tu frente a veces tersa,
a veces surcada de dolor,
si tus hombros frágiles,
enmarcan liviano cuerpo.
Si tu callada has sufrido
y perdonado en mi tiempo
un milenio,
Si de tus manos
me viste.
Si tu voz surge
como manantial de
esperanza.
Si tu frente es mi
espejo y tu hombro
mi descanso.
Te amo en mi clamoroso
silencio.