Lo sé. Flor delicada, milagro de la vida,
hallas todo. Con todo, también el miedo
fantasma del ayer, de frio dedo …
hurga, jactándose, en fresca herida.
Yo se que el tiempo el nombre olvida,
mas mis deseos, al amor, concedo
a cambio de su armonía ,su fe, su credo
por lo que avivar esta llama muerta, perdida.
Porque cuando se cultiva lo mal sabido
una se asusta de tan helada providencia;
son más veloces las mañanas del sueño…
utopía que fue, es y será otro cometido
antes de tomar el tren de la penitencia
hacia otra ola, hacia la luz de otro dueño.
Antonia Ceada Acevedo