Vienes a quererme a horas y las horas ya son tantas.
Volaron las parvadas y este corazón se queja
ya sin remedio de latido, ¿amor, tú lo oyes?
me has dado callada el retoño perdido de tu beso.
De los amantes se sabe que su baile está de paso
desobedeciendo el mundo, guiando la penumbra
y su palabra está callada, dormida,
esperando alguna milagro que la nombre o la vuelva.
Serán aquellos o seremos nosotros
pero nadie nombrará el silencio del orgasmo.
En los bailes de octubre o sobre sus días
cuando renacen los ramos de cempasúchil
se oirá el deseo como cuando fue desnuda mi bondad
¡ah, pero mañas ardientes nos cortejaban!
¿Hacia qué baile voy? serás tú el viento qué me vuelve,
serás tú en la mañana el rocio
serás tú la memoria y el coraje.
Aquéllo puede morir, ¡serás tú!
Nada se ve hacia septiembre mas que el otoño.
Vendrán tan tibias del sur las olas lejanas
aquellos oirán vuestro suspiro materno
pero tú oirás todavía lo sencillo de mis palabras.
Aquéllas renombraban; amada y desnuda.
Te lo recuerdo porque soy difunto sobre tu cuerpo
¡Ah, ya se morirán de calor mis palabras!
¡Ay amante qué con amor te quedas!
voy hacia la calma del dolor y olvido de amores
voy con soledad cansada y amarga de mí
ergido y galante voy hacia la muerte
donde los difuntos esperan que se muera su amor,
voy hacia donde bailas o a donde esté tu baile
¡ay amante qué con amor te quedas!
aquí todo muere y ya viene octubre;
vendrá la muerte, ¿serás tú el viento que me vuelva?
Tú vencerás la muerte, la muerte no sabe bailar.