Baúles soñolientos
Corriendo vengo alegre y contento
por haber encontrado un ramo de flores
con aromas profundos y recuerdos...perdidos.
Oculto estaba en el fondo de baúles soñolientos
que dormitan en rincones en olvidos...
Intento revivir los pétalos recién abiertos
de tantas flores con colores fuertes y marcados
como chispa de sonrisas de niño contento
contemplando el arco iris que marca
el lugar justo donde un tesoro descansa,
esperando dueño.
Búsquedas vecinas con huellas perdidas,
tantas veces iniciadas entre los cerros
con pisadas de barro
y blanca escarcha
que rompía la piel
con heridas punzantes
de alfileres congelados,
a mediados de invierno.
Me recuerda los viajes al campo
entre neblinas húmedas sin mirada,
buscando los digueñes blancos *
que colgaban en árbol de pascua,
llamando a los niños a ser felices
abriendo sus tesoros
llenos de deseos buenos
y sabores de ensalada fría y picante
con saliva urgente en boca
con apetito y hambre...
Tras la huella de esos tesoros escondidos
y que salían a la luz colmados de lluvias
y neblinas plomizas...
solo en invierno.
* digueñe: especie de hongo que crece en los bosques
de la llamada selva valdiviana.