Franz Talithier

Nadie carga con ese mástil

Nadie carga con ese mástil

 

 

De tantos soles que se van muriendo

muchos soldados se van apagando,

se mueven las piezas penetrantes,

el tablero se vigoriza con cada bala.

 

Y encontramos que nos salen las ampollas

por cada fusil cargado.

 

El enemigo no se contenta con los

sollozos desconsolados, hemos de

caer de espaldas con nuestra mirada

noctámbula al hallar el negro.

 

Míreme camarada, usted ha de reclamar un

gesto mío, una mirada espantada.

 

Yo le diré que no, que si bien yo he

hecho sangrar por una bandera sorda, yo no

cargaré con ese mástil, camarada.

 

Sé que te vas a romper el alma

e implorar que llueven cruces para estas cadenas.

 

Me duele el pecho en esta revuelta

dejando mis cicatrices apagadas.

Desnuda está mi alma

que bandera nunca tuvo.

 

Apunte y dispare bien, señor.

Usted hará sangrar por una patria que no es la suya

y yo moriré por no cargar un mástil.

 

Los vestigios de la pólvora,

un desertor más de la vida.