Esta carta la he escrito en esta noche triste y solitaria, porque tu vida mía ya no estás aquí, creí ciegamente en ti, en tus palabras tan llenas de amor, en todo ese cariño que me brindabas pues era mentira, poco a poco comprendí que fui para ti una aventura, o que quizás fui alguien a quien quisiste sin darte cuenta, que no es justo esperar a alguien que no sabe lo que quiere agoté mis lágrimas mis ruegos por verte, se me ha agotado la angustia, pero han quedado unas inmensas ganas de volver a sonreír.
Aún no comprendo cuales fueron sus razones para marcharse, ni las causas de su desvanecido amor al dejarme, pues lo único que hice fue intentar darle lo mejor de mí, si no podía quererme porque sus falsos juramentos a Dios, hubiera sido mejor ser honesto y admitir que no sabía amar; y sin embargo, prefirió actuar con premeditación, guardar silencio y romperme el corazón.
no es justo, es duro aceptar que de su parte que todo fue una actuación, las palabras, los besos, los sueños en común, me duele aceptar que solo fui su pasatiempo, su diversión, me duele formar parte de su cruel colección.
Sé que no se acaba el mundo, ni mucho menos la ilusión, sé que aún me faltan muchos momentos por vivir, mucho amor por sentir, tantas cosas por hacer,
Sé que debo ser fuerte, que esta es una de tantas caídas de las que me tendré que levantar, no tengo duda que esta fue una lección más para fortalecer mi carácter, para no volver a confundir al verdadero amor de mi vida.
He decidido no guardar rencores, seguir de frente y perdonar los dolores, juro que a pesar de todo, no le guardo rencor, hoy tan solo eres para mí un dulce recuerdo una herida que ya cerro, espero que encuentres en otra la Felicidad que no encontraste en mi, y que yo solo sea un dulce recuerdo para ti, adiós mi recordado amor