Walter Kuhry

Cenizas de una tarde

Solitario atardecer de este domingo

sumido en el silencio intimidante,

presagio de formas fantasmales,

ensayo reiterado de agonía.

Tarde invernal, voraz y fría,

con su copa de nostalgia y oquedad.

Atardecer del alma que llama y vos no estás,

soledad que lastima el corazón que arde.

Solo algo de tibieza en el recuerdo,

un toque de luz al pronunciarte

con la perenne armonía de tu nombre.

Y ahora, estas lágrimas saladas

que apagan las cenizas de la tarde...

Rosario 13 de julio de 2003