Las sillas en silencio
esperaban pacientes
que las ocuparan.
Él,
emite unos sonidos
que golpean los oídos.
Nadie escucha
son paredes sordas;
solamente esperan el final.
De repente,
alguien expresa la realidad;
ahora,
se golpean las conciencias;
todos despiertan.
Con los filosos dientes
de las palabras muertas,
se defienden.
Son lobos
que se alimentan del odio;
lo descargan
para salir a deambular
entre seres hambrientos.
muertos en vida,
con la esperanza arrugada.
Nadie cambia,
duermen los problemas.
Ellos engordan
las ideas adelgazan.
Los surcos
en la cara del pueblo
expresan el hambre,
el dolor,
la mentira...