Te he querido sin pensar y sin acatar a mi propia razón,
con el súmmum de tu amor estremeciendo mi corazón,
y sé que, a veces, del mismo modo, me quisiste,
es así, hombre amado que yo necesito recordarte…
No se han marchitado las raíces del amor que en mí, sembraste,
eres el refugio que más busco en mis pensamientos,
no tienes idea ni medida de cómo y cuánto te he querido…
Alzar la mirada hace emblema de tus sentimientos
en un cielo repleto de resplandor y con letras
emanadas de un alma floreciente de sinceridad,
un palpitante defensor de tu verdad
en una mezcla de querer y amar
que emerge con la fuerza única e imbatible
de un anclaje de dos vidas decididas a juntarse ahora perpetuas.
Te he querido en mis anocheceres de luna y poesía,
buscándote entre mis sábanas al despuntar la alborada,
horas en donde deseo las glorias que sentíamos al amarnos,
y aquellos besos tuyos que históricamente apellidaste en mi boca,
con tus caricias circulando en las venas mías, ardientemente,
ya que todavía guardo en mi pecho el pasado que te amé,
te he querido, te quiero y te querré eternamente…
Y me has querido… jamás podré negarlo porque aún se siente;
a esta distancia maldita donde duele el vientre
del mismo latente que no ha podido sacarte,
no puede, aunque luche, adorar o dejar de amarte
y si quiero obligarlo no permite que con el converse o entre,
eso asegura que aun llevo aquí dentro un sentir incesante
que refleja que también te he querido… y te querré para siempre…
Luna&Poesía/Álvaro Maestre
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