Veinticinco años hace que con un sí
los dos nos prometimos
pasar toda la vida juntos
en un mismo destino;
ese día en que dejaste de ser niña
para ser mi mujer.
Veinticinco años hace que fundimos,
juntos en un único cuerpo,
mis pesares con tus alegrías,
tu fuerza con mi fantasía,
mis sentimientos con tus sentimientos,
mis besos con tus besos.
Veinticinco años han transcurrido
desde aquel mes de abril;
que no duraríamos mucho,
nuestros amigos se decían;
hoy ellos están desaparecidos,
no pueden ver nuestra alegría.
Veinticinco años se han consumido,
parece que fue ayer, vida mía,
tú has sido un puerto seguro
cuando la galerna me invadía,
tú, mi apoyo invisible
todas las noches, todos los días.
Veinticinco años, bodas de plata lo llaman;
yo no sé muy bien por qué,
tal vez porque la plata aparece,
y avanza sin pausa por mi sien.
Sea por lo que fuere, mi amor,
recuerda lo maravilloso que es.
Veinticinco años…
Hoy seguiré junto a ti y espero
ahora que los dolores del alma
que en mi cuerpo buscan un velero,
con tu amante apacible mar
pueda yo hundirme, feliz marinero,
navegante mercante de palabras,
poetastro vestido con un lapicero.
Veinticinco años hace,
y hoy, como aquel ayer,
tengo necesidad de decir
que te sigo queriendo en silencio,
que sigo enamorado de ti,
que sigo escribiendo algunos versos
en este martes y trece de abril
de dos mil diez.