En mitad del cielo,
hierro y cristal
sostenido en el aire,
hace temblar,
el suelo de Nueva York.
Dos alas de una cometa
las empuja el viento,
formando unas tijeras
que recortan la silueta de Nueva York
en una reyerta,
que es un suicidio religioso.
llora el dueño del planeta
contra el asco hacia el mundo
subido en la antorcha de la libertad.
Sus lágrimas declaran una serie de guerras televisadas.
Gritan los titulares de la prensa:
La parte cuerda del planeta,
se pone del lado del fuerte en la guerra.
En todos los frentes,
se atacan a todas las cuevas.
Bajo las higueras,
mueren los heridos,
que llegan
transportados por los mulos,
mirando el mismo cielo
que hay en Nueva York.
Las viejas
cubiertas por el burka
salen de los agujeros excavados en la arena,
a enterrar los perros muertos
y las gallinas del corral,
llenas de metralla por la libertad.
El poniente entre las dunas,
se llena de cruces plateadas en el cielo,
que empuja un aire que silba
hacia una gran batalla.
Un comedor social,
el zoco de una aldea,
dos hospitales de campaña,
Una ONG que ayudaba a niños refugiados.
A todos se les ha vencido desde el aire,
sin una sola baja de las fuerzas atacantes.
Hay una guerra globalizada
hacia el asco y horror
trazada desde Londres, Moscu y Nueva York.
Angelillo de Uixó.