Me levantaré sonriente
dejaré tristezas entre las sábanas,
o mejor aún, las meteré en la máquina,
una vez perfumadas las entregaré al viento
para que se lleve muy lejos lo que aborrezco.
Saldré a la calle, tomaré el sol,
la lluvia, la nieve, la niebla o el aire,
caminaré con mi espalda erguida
y mi frente alta, con tacones,
con zapatillas o descalza.
Peinaré mi largo y negro cabello,
lo ataré con lazo de seda verde,
cogido al estilo de hileras de olivos.
No tendré compasión con la ridiculez,
pasaré de ella para sentirme bien,
me será indiferente cualquier ciudad,
sus pueblos y sus montones de gentes.
¡Hoy será diferente, distinto, nuevo!
me enviaré flores y bombones,
para cuando llegue a casa sentir
la emoción de recibirlos,
pondré los canales que tú no quieres,
será fantástico aunque no me gusten.
Una manera nueva de pensar y vivir
y cada mañana la convertiré
en un paisaje que lo pueda traspasar
y me lleve hasta la aventura...
aquella aventura que siempre desee.
Lola Barea.