Yo nací una noche de magnolias,
donde en un olvidado Edén yo me instalé.
Aprendí a hablar, y a ignorar las demagogias y falsedades
de la opinión pública.
Alejado de la envidia, me dirigí a mi sino,
el cual se distorsionó como el reflejo al toque
del agua mansa.
Ya dejé de calcular las probabilidades
de la felicidad y el amor.
Ahora escribo las posibilidades de caer en el vacío de la oscuridad.
Actualmente me faltan hojas para escribir
todas estas posibilidades.
Dejaré hueco en mi epitafio.