santos castro checa
LA SONRISA DEL CRÁNEO
…ya me ahogan los insomnios,
mi cerviz a la calvicie es tormento, ¡injurias!
¡Ay! mi cráneo es un triste,
trágica función le aniquila al alma, ¡recuerdos!
y en el silencio de los silencios
me mira, sonríe, tiene el rictus del fatal designio;
el acíbar a mis labios son ajenjos farisaicos;
pesadilla negra es mi prosa compañera;
es la fatalidad de aquel, el que perdió la risa,
es la triste prisa del que perdió su anémica sonrisa,
y todas las noches vuelvo para verle,
¡sediento!, como si el desierto me hubiere tragado la vida,
y al verle en su lúgubre espera,
su diente de oro es un ensueño y ruega al infinito, ¡muerte!
A veces le veo entre las sombras y me marca la piel,
y en esta enajenación creo
un alfanje en la cetrina siniestra
a cortar en dos al tiempo,
y el cráneo sonríe a mi preludio
y se aferra a este delirio.
Le acaricio con la piedad de un dios sin mundo.
Tiende a ser novia en filigrana
Esquivo a sus cóncavos negros,
cual cretino sin destino;
pues, mis pasos se han estriado,
y al dolor aguardiente no soslayo.
Así, en el parto de las sombras,