Que solitarias se ven
Las anclas en el puerto,
Tentáculos de acero desnudo
Desgarrando el suelo rocoso,
Sosteniendo barcos que descansan
Después de la verbena nocturna
Bajo el sol del verano virtuoso.
Barcos de mástiles firmes al viento
Tocando el cielo con dedos sagrados.
Barcos que zarpan al silencio
Que traspasan el fuego del alba
Rayando el cristal que se ondula,
Mientras se alejan imparablemente
De la serena señal en la montaña.
Y yo aquí sentado
Compartiendo con tu sombra,
Observando el mar
Que como un cachorro juega
Con los muelles de madera,
Como lleva y trae las rimas
Y lava la tierra de sus penas.
Son nutrientes de un cáliz dorado
La sales esparcidas en el suelo,
Inquieta espuma que impregna
El desvelo que vive en el puerto.
Mil ojos atentos desde las pendientes
Aguas que corren y mueren en el asfalto,
Casas y colores absorbiendo energía
Trepando las rocas hasta cima.
Yo no había visto tanta cosa
Desde que caminamos juntos aquel día.
Leandro
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2016