Castiga esta vejez, lacerando a la vida,
y prisionera muere ave entre recuerdos,
cuando herida en soledad es flor dormida,
junto a miedos temiendo regreso a los infiernos,
no habiendo tiempo para una tibia despedida.
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Es el hambre de amor quien alimenta mis penas,
cobrando pecados justicia del hacedor,
que con intenso estupor van pagando condenas,
ahogando tortura el furibundo dolor.
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Mi ser lleno de pesares, no encuentra la calma,
ni paz inmortal que alivie los terribles males,
furiosa lluvia de tempestad aqueja el alma,
sin encontrar fiel reposo amores de mortales.
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Huye toda razón junto con librados juicios,
y porque perdió el sufrido amor, en brazos fríos,
dejando paso al destino los furiosos bríos,
sin ocasión de felicidad a otro navío.
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Raquelinamor
Venezuela/2016