A las verdaderas víctimas...
No hay lugar en esta vida,
para el puto desgraciado,
que con tanta cobardía,
esa carita ha lastimado.
Rostro sucio por codicia,
desmembrado por intolerancia,
en sus ojos lágrimas y astillas,
y su fragancia chamuscada.
Hoy mueren almas inocentes,
por un pedazo de tierra,
por diferencias políticas,
o religiones en guerra.
¡Ay que irónica tragedia!
Quienes instigan la matanza,
también osan convertirlos,
en modelos de propaganda.
Mamá ven, que estoy con miedo,
no del monstruo del armario,
de ese otro bien más fiero,
que asesina sin horario.
Aquel que vive tras la puerta,
aquel que quiebra las ventanas,
aquel que todos llaman guerra,
y ya robó mis esperanzas.
No será el más poderoso,
quien mayor tropa domina,
será aquel que traiga paz,
a este mundo que agoniza.