Hay varas en la rueda que me han dado
la caída de muerte no esperada
del Cristo la mirada...
Golpe que he tolerado
por el dolor culpada
en sangrienta palmada.
He maldecido al odio demasiado,
la sangre de mis ojos aflorada
tan simple apuñalada.
El destino ha llevado
la paz, por mi acusada
por el vino embriagada.
Esos golpes sangrientos he callado.
Mirada dolorosa insepultada
en tierra espeluznada.
Sobre el hombro tocado
el perfume extrañada
al sentirme abrazada
Espíritu, el olvido ha regresado.
Amalia Lateano