El azar de la existencia arregló su nacer
en una carta nueva de su baraja.
El tahúr del tiempo decidió que la vida
la viviera desde la primera fila
mirando los acontecimientos desde luneta.
Fue así que lo conminó a un vericueto,
muchos de los días sin tener trabajo
y hasta los días de asueto.
Uno que otro farisaico agasajo,
viendo pasar por la cuneta
las horas, los días, los años,
sueños que en su ansiedad se esfumaron
y con el tiempo los daños
irrenunciables en la humanidad se quedaron
y los éxitos de otros ....
brillando cual las estrellas.
Él sin ninguna carta bajo la manga
y !ya se terminó de jugar la baraja!.
\"Los momentos vividos sin intensidad,
no se vuelven recuerdos; son simplemente instantes
incinerados en el crisol del pasado\".
---- Inexistente, Septiembre 2016-----