Si por derecho propio le es impuesto
al hombre; abrir la boca y masticar
y en nuestra propia mezquindad tragar
el pan ajeno...clérigo funesto;
pienso que, el hombre es como un animal
desorientado por sus egoísmos
y sombra de una sombra que en sí mismo:
desata multitudes de su mal.
¡Ay! comer y beber de un pan ajeno,
y mientras Nimrod, el gran cazador,
desde sus atrios obsequia un amor
que anochece de tiempo en vuestro seno.
Escucha hermano y hombre, otra vez Hijo
del hombre y de mujer en este cielo.
No sabéis mas que llorar al pañuelo?
¿Quién os habló del llanto, quién os dijo?
Nacer aquí; jamás yo lo he pedido;
miro a un niño; dolor crucificado…
poco he sufrido, y tanto ¡ay! he llorado.
Hoy que en una balanza peso y mido
los corazones mozos, y a los sabios
orantes les exhorto con un ruego
decir: ¿sucumbiremos en el fuego
o en el verbo de nuestros propios labios?
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David John Morales Arriola