Aunque lejos de su encanto,
y más lejos de entender.
El volumen de su llanto,
ya me logra enloquecer.
Es el afán de buscarnos,
donde no se puede ver.
Seducida en el espanto,
de su camisa al revés.
Nunca le he roto los platos,
y aún no me siento a comer.
Cobro el precio de borrarnos,
y maquillarnos después.
Su berrinche causa estrago,
el dolor ya es su ballet.
Y sin bailar le acompaño,
para enseñarle a caer.
No es demasiado raro,
que su piel busque mi piel.
Tanto roce involuntario,
tanto matarnos la sed.
Tantos gritos aplacados,
pesadillas que espanté.
Es tarde para olvidarnos,
Si tú lo haces lo haré.