Habitación encerrada entre cuatro paredes.
Tres almas recostadas inhalando y exhalando un sueño profundo.
Observo la continuidad de cada respiración que me convence aún más que habita la paz.
Las paredes que antes exaltaban en colores, que irradiaba nuestra alma, ahora están vacías.
Me arrancan de mis manos la saliva divina de entregar al mundo la verdad escondida.
Me tapan la boca, me atan los pies y envuelven mis oídos.
Me convierto parte del show que se alimenta de mis suspiros.
Ahora el cuarto es infinito, acabaron con mi cuerpo.
Sus paredes traspaso hacia el cosmos radial.
No me van a parar, aún sin vida, mis mente trabaja.